Mensaje de Inauguración y de Bienvenida a la Gaceta Espírita Colombiana
TODOS SOIS BIENVENIDOS A ESTE ESPACIO LIBRE DE ODIOS Y DE FANATISMO
Sabed hermanos míos, que estudio con apasionamiento, más no con fanatismo ni fe ciega, para intentar comprender las Leyes Espirituales y luchar contra mí mismo, más no así, en contra de ninguno de vosotros; porque ciertamente mi lucha es interna. Así que continuaré haciéndolo para vencer mi propia ignorancia, mi propia incomprensión, hasta obtener esclarecimiento y hacer de este perfil un lugar de encuentro fraterno, en el cual podáis refugiaros cuando os sintáis agobiados, abatidos o hastiados del bullicio, así como de la maldad y de la incomprensión de este mundo; no para sembrar ni incentivar el rencor en vuestros corazones al deciros, al señalaros quienes son buenos ni quienes son malos, ni cuál es la religión, iglesia, secta o filosofía elegida, ni tampoco para determinar cuál es la mejor; sino para ofreceros una mano amiga donde sea que os encontréis; pues nada de lo que no estéis dispuestos a ofrecer en bien de vuestro propio espíritu y el de vuestros hermanos, se os pedirá. Es decir; si aceptáis mi amistad porque consideráis que todos somos hermanos, hijos de un mismo Padre Eterno, Creador de todo cuanto existe, y podáis mirarme y tratarme como tal, y no como el rival de vuestra fe, aceptaré gustoso y agradecido la vuestra, y haré todo lo que esté a mi alcance para honrar, respetar y comprender vuestra creencia sin imponeros que comprendáis ni aceptéis el conocimiento y la filosofía en que me encuentro, porque así la humanidad no lo entienda aún, Dios está en todos y cada uno de sus hijos; no solamente en los de determinada religión, iglesia, secta, doctrina o filosofía creada por el hombre.
Así mismo, si eres católico, budista, cristiano, hinduista, mormón, testigo de Jehová, taoísta, gnóstico, príncipe o mendigo, sabio o ignorante, creyente o protestante, amigo o enemigo, etc., etc., etc., sabed que sois bienvenido a este espacio, porque no estoy en contra de vuestra condición social ni de vuestra creencia, ni de vuestra religión; tampoco pretendo imponeros ni enseñaros nada. Simplemente quiero dejar de edificar fronteras de incomprensión entre los hijos del Padre Supremo, que somos todos. Y por un breve instante, tanto como deseéis que dure, despojarnos de vestimentas, de creencias, de ritos, de imposiciones, de caprichos, de enemistades, de egoísmo, de orgullo y de soberbia, y aceptar que el Espíritu Divino de Dios es uno con todos sus hijos; y no uno para cada condición o religión que imponga el capricho del hombre en la Tierra.
Soy espiritista en una hermosa Filosofía Espiritual, y presto el servicio a mis hermanos en el nombre de Dios Todopoderoso infinitamente Justo, con el amor y el respeto que pueda haber en mi corazón, en la hermosa Obra dejada por el Maestro Ismael Garzón Triana para el bien de la humanidad, lo mismo que para encaminar a los espíritus por la senda de la luz y la verdad. Estudios Astrales Espirituales Ante Dios, es su nombre; y me siento honrado y feliz de estudiar y pertenecer a ella. Por ello, esta felicidad y respeto que vosotros sentís por ser trabajadores al servicio de Dios en cada una de vuestras enseñanzas, la reconozco en mí mismo; instándoos cada día a fortalecer a través de la moral aplicada a cada uno de vuestros actos, la firmeza de obra y de pensamiento, para que continuéis sin desfallecer, en el lugar que habéis elegido para servir a vuestros hermanos y evolucionar vosotros mismos espiritualmente.
Vuestro amigo, hermano y servidor,
-Héctor Fabio Cardona-
MISIÓN DEL HOMBRE INTELIGENTE EN LA TIERRA
(…) No os deis importancia por lo que sabéis, porque ese saber tiene límites muy reducidos en el mundo que habitáis. Pero aun suponiendo que seáis los personajes inteligentes de ese globo, no tenéis por esto ningún derecho de envaneceros. Si Dios, en sus designios, os ha hecho nacer en un centro que hayáis podido desarrollar vuestra inteligencia, es que quiere que hagáis uso de ella para bien de todos, porque es una misión que os da, poniendo en vuestras manos el instrumento con cuya ayuda podéis desarrollar cuando venga el caso las inteligencias atrasadas y conducirlas a Dios.
La naturaleza del instrumento ¿No indica, acaso el uso que debe hacerse de él? La azada que el jardinero pone en las manos de su operario, ¿No le enseña que debe cavar? ¿Y qué diríais si este hombre en lugar de trabajar levantara la azada para herir a su amo? Diríais que es monstruo y que merece ser expulsado. ¡Pues bien! ¿No sucede lo mismo con aquél que se sirve de su inteligencia para destruir la idea de Dios y de la Providencia entre sus hermanos? ¿No levanta también la azada contra el amo, que se la dio para laborar el terreno? ¿Tiene derecho al salario prometido, o, por el contrario, no merece ser despedido del jardín?
Despedido será, no lo dudéis, y arrastrará existencias miserables y humillantes, hasta que se haya doblado ante "Aquel" a quien lo debe todo. La inteligencia es rica en méritos para el porvenir, pero con la condición de hacer de ella buen uso: si todos los hombres que la poseen la empleasen según las miras de Dios, la misión de los espíritus sería fácil para hacer avanzar a la humanidad; desgraciadamente para muchos es objeto de orgullo y de perdición para ellos mismos. El hombre abusa de su inteligencia como de todas sus otras facultades, y sin embargo, no le faltan lecciones que le adviertan que una mano poderosa pueda quitarle lo que le ha dado.
Fernando, espíritu protector.
Bordeaux, 1862.
(…) Guardaos de confundir la fe con la presunción. La verdadera fe se aviene con la humildad; el que la posee pone su confianza en Dios más que en sí mismo, porque sabe que, simple instrumento de la voluntad de Dios, nada puede sin El, y por esto los buenos Espíritus vienen en su ayuda. La presunción más bien es orgullo que fe, y el orgullo es siempre castigado, más o menos tarde, por los desengaños y las desgracias que sufre.
-Allan kardec-
(…) Los Espíritus del Señor, que son las virtudes de los cielos, así que han recibido la orden, se esparcen por toda la superficie de la tierra como un ejército inmenso, parecidos a las estrellas que caen del cielo, vienen a iluminar el camino y a abrir los ojos a los ciegos.
En verdad os digo, que han llegado los tiempos en que todas las cosas deben ser restablecidas en su ver dadero sentido para disipar las tinieblas, confundir a los orgullosos y glorificar a los justos.
Las grandes voces del cielo retumban como el sonido de la trompeta, y los coros de ángeles se reúnen.
Hombres, os convidamos al divino concierto; que vuestras manos pulsen la lira; que vuestras voces se unan y que en himno sagrado se extiendan y vibren de una a otra parte del Universo.
Hombres, hermanos a quienes amamos, estamos a vuestro lado; amaos también unos a otros, y decid desde el fondo de vuestro corazón, haciendo la voluntad del Padre que está en el cielo: ¡Señor! ¡Señor!, y podréis entrar en el reino de los cielos.
-El Espíritu de Verdad-
(…) En el estado de desencarnados, cuando estabais en el espacio, elegisteis vuestra prueba porque os creísteis bastante fuertes para soportarla, ¿Por qué murmuráis ahora?
Los que habéis pedido la fortuna y la gloria, fue para sostener la lucha de la tentación y vencerla. ¡Los que habéis pedido luchar con el espíritu y el cuerpo contra el mal moral y el físico, fue porque sabíais que cuanto más fuerte seria la prueba, más gloriosa seria la victoria, y que, si salíais de ella triunfantes, aun cuando vuestra carne se hubiese echado en un muladar, a su muerte dejaría escapar un alma resplandeciente de blancura, y purificada por el bautismo de la expiación y del sufrimiento!
¿Qué remedios podremos dar a los que están acosados por crueles obsesiones y males graves?
Sólo una hay infalible: la fe, dirigir la vista al cielo. Si, en el acceso de vuestros más crueles sentimientos, vuestra voz canta al Señor, el ángel a vuestra cabecera os enseñará con su mano la señal de salvación y el lugar que debéis ocupar un día.
¡La fe! es el remedio cierto del sufrimiento; ella enseña siempre los horizontes del infinito, ante los cuales se borran esos pocos días del presente. No preguntéis pues, que remedio es menester emplear para curar tal úlcera o tal llaga, tal tentación o tal prueba; acordaos que el que cree, es fuerte con el remedio de la fe, y el que duda un segundo de su eficacia, es castigado al mismo tiempo, porque en el mismo instante siente las punzantes agonías de la
aflicción.
-Agustín de Hipona-
EL ESPIRITISMO EN SU MÁS SIMPLE EXPRESIÓN
-RESUMEN-
Historia del Espiritismo | Resumen de la Enseñanza de los Espíritus | Lo que mal se aprende, mal se enseña | Estudios Astrales Espirituales Ante Dios, Padre Nuestro | La Voz del Desierto, Capítulo No 1 |
HISTORIA DEL ESPIRITISMO
En el año 1848, llamaron la atención en los Estados Unidos de América, diversos fenómenos extraños, que consistían en ruidos, golpes y movimientos de objetos sin causa conocida.
Estos fenómenos con frecuencia tenían lugar espontáneamente con una intensidad y persistencia singulares; pero noté también que se producían más particularmente bajo la influencia de ciertas personas que se designaron con el nombre de Médiums, quienes podían hasta cierto punto provocarlos a su voluntad, lo que permitió repetir los experimentos. Con preferencia se servían de mesas, no porque este objeto fuese más a propósito que otro, sino únicamente porque es movible, más cómodo y porque podemos más fácil y naturalmente sentarnos junto a una mesa que junto a cualquier otro mueble. Se obtuvo de este modo la rotación de la mesa, después movimientos en todas direcciones, saltos, caídas, elevaciones, golpes violentos, etc. Este fenómeno fue designado, en un principio, con el nombre de mesas giratorias o danza de las mesas.
Hasta aquí el fenómeno podía explicarse perfectamente por una corriente eléctrica o magnética, o por la acción de un ruido desconocido, y esta fue la primera opinión que se formó.
Pero no tardó en reconocerse en estos fenómenos, efectos inteligentes: de manera que los movimientos obedecían a la voluntad; la mesa se dirigía a la derecha o a la izquierda de una persona determinada, se levantaba cuando se le mandaba, sobre uno o dos de sus pies, daba los golpes que se le pedían, marcaba el compás, etc. Quedó probado desde entonces con evidencia, que la causa no era puramente física, y según el axioma: de que, si todo efecto tiene una causa, todo efecto inteligente debe tener una causa inteligente, se concluyó que la causa de este fenómeno debía ser una inteligencia.
¿Cuál era su naturaleza? Esta era la cuestión. El primer pensamiento fue el de que podía ser un reflejo de la inteligencia del Médium o de los asistentes, pero la experiencia demostró muy pronto la imposibilidad de que así fuese, porque se obtuvieron cosas completamente ajenas al pensamiento y a los conocimientos de las personas presentes, y hasta en contradicción con sus ideas, su voluntad y sus deseos; no podía pues, pertenecer sino a un ser invisible. El medio de cerciorarse de esto, era muy sencillo: se trató de entrar en conversación con aquel ser, lo que se hizo por medio de un número de golpes convenidos que significaban sí o no, o designando las letras del alfabeto, y se obtuvieron de este modo respuestas a las diferentes preguntas que se le hacían. Este fue el fenómeno que se designó con el nombre de mesas parlantes. Preguntados todos los seres que se comunicaban de este modo, sobre su naturaleza, declararon ser Espíritus y pertenecer al mundo invisible. Habiéndose producido los mismos efectos en un gran número de localidades, por medio de diferentes personas, y siendo observado, además por hombres muy respetables y muy ilustrados, no era posible que fuesen juguete de una ilusión.
Este fenómeno, desde América, pasó a Francia y al resto de Europa, y durante algunos años, las mesas giratorias y parlantes, estuvieron de moda, viniendo a ser la diversión de los salones, dejándola después para pasar a otra.
No tardó sin embargo, en presentarse el fenómeno bajo un nuevo aspecto que le hizo salir del dominio de la simple curiosidad. No permitiéndonos los límites de este compendio seguirle en todas sus fases, pasamos sin ocuparnos en pormenores, a lo que ofrece de más característico y en lo que fijaron sobre todo la atención las personas formales.
Digamos ante todo y como de paso, que la realidad del fenómeno halló muchos contradictores: los unos, sin tomar en cuenta el desinterés y la honradez de los que hicieron los experimentos, no vieron en esto más que un engaño y un hábil juego de escamoteo. Los que no admiten nada fuera de la materia, los que solo creen en el mundo visible, los que piensan que todo muere con el cuerpo, los materialistas, en una palabra, los que se califican de esprits forts, relegaron la existencia de los Espíritus invisibles a la categoría de las fábulas absurdas, tacharon de locos a los que tomaron la cosa por lo serio y les colmaron de befa y sarcasmos. Otros, no pudiendo negar los efectos, y bajo el imperio de un cierto orden de ideas, atribuyeron estos fenómenos a la influencia exclusiva del diablo y procuraron por este medio asustar a los tímidos. Pero hoy el miedo al diablo ha perdido notablemente su prestigio; se ha hablado tanto de él y se le ha pintado de tantas maneras, que los unos se han familiarizado con estas ideas y muchos han dicho que era necesario no perder la ocasión de ver lo que realmente es el diablo. De esto ha resultado que, a excepción de un pequeño número de mujeres timoratas, la noticia de la llegada del verdadero diablo, tenía algún atractivo para aquellos que no lo habían visto más que pintado o en el teatro; siendo para muchas gentes una gran curiosidad, de manera que aquellos que han querido, por este medio, oponer una barrera a las nuevas ideas, han trabajado contra su propósito y han venido a ser, sin quererlo, agentes propagadores, tanto más eficaces cuanto más han levantado la voz. Los críticos no obtuvieron mejor éxito; porque a hechos probados y a argumentos categóricos, no pudieron oponer más que negaciones, Leed lo que han publicado, y en todo encontrareis la prueba de la ignorancia y la falta de una formal observación de los hechos, y en ninguna parte una demostración precisa de su imposibilidad. Toda su argumentación se resume de esta manera: «Yo no creo; luego el hecho no existe; todos los que en él creen son unos locos; nosotros solos tenemos el privilegio de la razón y del sentido común.» El número de adeptos, hecho por la crítica formal o satírica, es in calculable; porque en toda ella no se encuentra otra cosa, más que opiniones personales, vacías de pruebas contrarias. Sigamos muestro relato.
Las comunicaciones por golpes, eran lentas e incompletas; se notó que, adaptando un lápiz a un objeto movible, como una cestita, tablita u otra cosa sobre la cual se apoyaban los dedos, se ponía el objeto en movimiento y trazaba caracteres. Mas tarde se reconoció que aún estos objetos no eran más que accesorios, de los cuales se podía prescindir; la experiencia demostró que el Espíritu, obrando sobre un cuerpo inerte para dirigirlo a su voluntad, podía tener acción del mismo modo sobre el brazo o la mano para conducir el lápiz. Entonces se obtuvieron médiums escribientes, esto es, personas que escribían de una manera involuntaria a impulso de los Espíritus, cuyas personas venían a ser de este modo instrumentos e intérpretes de aquellos.
Desde este momento, las comunicaciones no tuvieron límites y el cambio de pensamientos pudo hacerse con tanta rapidez y extensión como entre los vivos. Esto era un vasto campo abierto a la exploración, el descubrimiento de un nuevo mundo: el mundo de los invisibles; como el microscopio había hecho descubrir el mundo de los infinitamente pequeños. ¿Qué Espíritus son estos? ¿Qué destino tienen en el Universo? ¿Con qué fin se comunican con los mortales? Tales fueron las primeras preguntas que se trataron de resolver. Se supo muy pronto, por ellos mismos, que no son seres excepcionales en la creación, sino las mismas almas de aquellos que han vivido en la tierra o en otros mundos; que estas almas después de haberse despojado de la envoltura corporal, pueblan y recorren el espacio.
No fue ya lícito ponerlo en duda, cuando entre ellos se reconocieron parientes y amigos, con los cuales se pudo entablar conversación; al venir a dar pruebas de su existencia, a demostrar que solo muere el cuerpo, que el alma o Espíritu vive siempre, y cuando hicieron comprender que están aquí, a nuestro lado, como durante su vida, viéndonos, observándonos, rodeando solícitos a aquellos a quienes han amado y cuyo recuerdo es para ellos una dulce satisfacción.
Generalmente se tiene una idea falsa de los Espíritus; estos no son, como muchos creen, seres abstractos, vagos e indefinidos, ni una especie de luz o chispa; son por el contrario seres rea- les, que tienen su individualidad y una forma determinada.
Puede formarse de ellos una idea aproximada por la siguiente explicación:
Hay en el hombre tres cosas esenciales: 1º El alma o Espíritu, principio inteligente en el que reside el pensamiento, la voluntad y el sentido moral; 2º el cuerpo, envoltura material, pesada y grosera que pone al Espíritu en relación con el mundo exterior; 3o el Periespíritu, envoltura fluídica y ligera que sirve de lazo e intermedio entre el Espíritu y el cuerpo. Cuando la envoltura exterior está gastada y no puede funcionar, cae y el Espíritu se despoja de ella como el fruto de la cáscara; el árbol de la corteza; en una palabra: como abandonamos un vestido viejo que ya no nos sirve; esto es lo que se llama muerte. La muerte no es, pues, otra cosa que la destrucción de la envoltura grosera del Espíritu: solo el cuerpo muere; el Espíritu es inmortal. Durante la vida, el Espíritu está hasta cierto punto comprimido por los lazos de la materia a la cual está unido, y que a menudo paraliza sus facultades; la muerte del cuerpo le libra de esos lazos, se desprende de ellos y recobra su libertad, como la mariposa al salir de la crisálida. Pero no deja más que el cuerpo material, conserva el Periespíritu que le constituye una especie de cuerpo etéreo, vaporoso, imponderable para nosotros y de forma humana que parece ser la forma típica. En su estado normal el Periespíritu es invisible, pero el Espíritu puede hacerle sufrir ciertas modificaciones que le hacen momentáneamente accesible a la vista y aun al tacto, lo mismo que sucede con el vapor condensado, y así es como pueden algunas veces presentársenos en las apariciones. Con ayuda del Periespíritu, el Espíritu obra sobre la materia inerte y produce los diferentes fenómenos de ruidos, movimientos, etc.
Los golpes y los movimientos son para los Espíritus medios de atestiguar su presencia y llamar sobre ellos la atención, de la misma manera que lo haría una persona para avisar que alguien llama. Los hay que no se limitan a ruidos moderados, sino que producen un alboroto semejante al de la vajilla cuando se rompe, al de las puertas cuando se abren y cierran, o al de los muebles cuando son arrastrados por el suelo.
Por medio de estos golpes y movimientos convencionales han podido expresar sus pensamientos: pero la escritura ha puesto a su alcance un medio más completo, más rápido y más cómodo, y por esto la prefieren entre todos los otros.
Por la misma razón que pueden hacer formar caracteres, pueden guiar la mano para hacer trazar dibujos, escribir música, ejecutar un trozo en un instrumento cualquiera; en una palabra, en defecto de su propio cuerpo que no tienen ya, se sirven del cuerpo del médium para manifestarse a los hombres de una manera sensible.
Los Espíritus pueden también manifestarse de muchas maneras, entre otras por la visión y por la audición. Ciertas personas llamadas médiums auditivos, tienen la facultad de oírles, y pueden así conversar con ellos; otros los ven; estos son médiums videntes. Los Espíritus que se manifiestan a la vista se presentan generalmente bajo una forma análoga a la que habían tenido durante su vida, pero vaporosa; otras veces esta forma tiene todas las apariencias de un ser viviente, hasta el extremo de producir completa ilusión y de que a veces se les haya tomado por personas de carne y hueso, con las cuales, se ha podido hablar y cambiar apretones de manos, sin conocer que se trataba con los Espíritus, más que por su desaparición instantánea.
La vista general y permanente de los Espíritus es muy rara, pero las apariciones individuales son muy frecuentes, sobre todo en el momento de la muerte; el Espíritu desprendido del cuerpo, parece que se da prisa a ir a ver a sus parientes y amigos, como para advertirles que acaba de dejar la Tierra y manifestarles que vive aún. Evoque cada uno sus recuerdos y entonces verá cuantos hechos auténticos de este género, de los cuales no se ha hecho caso, han tenido lugar no solamente por la noche durante el sueño, sino en pleno día y en el estado más completo de vela.
En otro tiempo se miraban estos hechos como sobrenaturales y maravillosos y se atribuían a la magia y a la brujería; hoy los incrédulos los achacan a la imaginación; pero desde que la ciencia espiritista ha dado la clave de ellos, se sabe cómo se producen y que no sale del orden de los fenómenos naturales.
Se cree que los Espíritus por la sola razón de ser Espíritus, deben tener la suprema ciencia y la suprema sabiduría; este es un error que la experiencia no ha tardado en demostrar. Entre las comunicaciones dadas por los Espíritus, las hay que son sublimes por su profundidad, elocuencia, sabiduría y moralidad, y que solo bondad y benevolencia respiran; pero al lado de estas, hay otras muy vulgares, ligeras, triviales y hasta groseras, por las cuales el Espíritu revela los instintos más per versos. Es pues, evidente que no pueden dimanar del mismo origen; y que, si hay Espíritus buenos, también los hay malos. No siendo los Espíritus más que las almas de los hombres, naturalmente no pueden ser perfectos al separarse del cuerpo; hasta tanto que hayan progresado, conservan las imperfecciones de la vida corporal, y por esto los hay de todos los grados de bondad y de maldad, de saber y de ignorancia.
Los Espíritus se comunican generalmente con placer, y es para ellos una satisfacción el ver que no se les ha olvidado; describen gustosos sus impresiones al dejar la Tierra, su nueva situación, la naturaleza de sus goces y de sus sufrimientos en el mundo en que se encuentran; unos son muy felices, otros desgraciados, algunos sufren horribles tormentos según la manera cómo han vivido y el empleo bueno o malo, útil o inútil que han hecho de la vida. Observándolos en todas las fases de su nueva existencia, según la posición que han ocupado en la tierra, su género de muerte, su carácter y sus costumbres como hombres, se llega a un conocimiento si no completo, al menos bastante preciso del mundo invisible para formar concepto de nuestro estado futuro y presentir la suerte feliz o desgraciada que allí nos espera.
Recogidas y coordinadas con esmero, las instrucciones dadas por los Espíritus de un orden elevado, sobre todos los asuntos que interesan a la humanidad y las contestaciones que han dado a las preguntas que les han sido hechas, constituyen toda una ciencia, toda una doctrina moral y filosófica, con el nombre de Espiritismo. El Espiritismo es, pues, la doctrina fundada en la existencia, manifestaciones y enseñanza de los Espíritus. Esta doctrina se halla expuesta de una manera completa en el Libro de los Espíritus, respecto de la parte filosófica, en el Libro de los Médiums respecto de la parte práctica y experimental, y en el Evangelio según el Espiritismo respecto de la parte moral. Se puede juzgar por el análisis de estas obras, que daremos al final de la variedad, extensión e importancia de las materias que abrazan. Como se ha visto, el Espiritismo tuvo su punto de partida en el fenómeno vulgar de las mesas giratorias; pero como estos hechos hablan más a los ojos que a la inteligencia, como despiertan más la curiosidad que el sentimiento, satisfecha aquella, tanto menos se interesaron en ellos en cuanto no eran comprendidos.
No ha sucedido lo mismo cuando la teoría ha venido a explicar la causa, sobre todo cuando se ha visto que, de esas mesas giratorias que sirvieron un instante de distracción, salía toda una doctrina moral que habla al alma, disipa las angustias de la duda, y satisface todas las vagas aspiraciones de una enseñanza incompleta sobre el porvenir de la humanidad; las personas formales han acogido la nueva doctrina como un beneficio y desde entonces, lejos de declinar se ha engrandecido con increíble rapidez. En el espacio de algunos años, ha reunido en todos los países del mundo y sobre todo entre las gentes ilustradas, numerosos partidarios que se aumentan todos los días en una proporción extraordinaria, de tal modo, que puede decirse hoy, que el Espiritismo ha conquistado el derecho de ciudadanía; se levanta sobre bases que desafían los esfuerzos de sus adversarios más o menos interesados en combatirle, y prueba de esto es, que los ataques y las críticas no han detenido su marcha un solo instante. Este es un hecho de experiencia, cuya razón no han podido darse nunca los adversarios; los Espiritistas dicen sencillamente, que, si el Espiritismo se propaga a pesar de la crítica, es porque se le encuentra bueno y porque se da preferencia a su razonamiento sobre el de sus contradictores.
El Espiritismo, sin embargo, no es un descubrimiento moderno; los hechos y los principios en que descansa, se pierden en la oscuridad de los tiempos, porque se encuentran sus huellas en las creencias de los pueblos, en todas las religiones, en la mayor parte de los escritores sagrados y profanos; sino que los hechos incompletamente observados, han sido interpretados con frecuencia con arreglo a las ideas supersticiosas de la ignorancia, y sin haber deducido de ellos todas las consecuencias.
En efecto, el Espiritismo está fundado en la existencia de los Espíritus; pero no siendo estos más que las almas de los hombres, desde que hay hombres hay Espíritus. El Espiritismo pues, ni los ha descubierto ni inventado. Si las almas o Espíritus pueden manifestarse a los vivos es porque esto es natural, y desde luego han debido hacerlo en todas las épocas; así es que en todas ellas y en todas partes, se hallan pruebas de sus manifestaciones, las cuales abundan mayormente en los relatos bíblicos. Lo moderno es la explicación lógica de los hechos, el conocimiento más completo de la naturaleza de los Espíritus, de su misión y de su modo de obrar, la revelación de nuestro estado futuro, y, en fin, su constitución en cuerpo científico y doctrinario y sus diversas aplicaciones. Los antiguos conocían el principio, los modernos conocen los detalles. En la antigüedad el estudio de esos fenómenos era privilegio de ciertas castas que no los revelaban más que a los iniciados en sus misterios; en la edad media, aquellos que se ocupaban de ellos ostensiblemente eran mirados como hechiceros y se les quemaba; pero hoy no hay misterios para nadie, a nadie se quema, todo se hace a la luz del día, y todo el mundo está dispuesto a ilustrarse, y a practicar; porque en todas partes se encuentran Médiums y cada uno puede serlo, más o menos.
La misma doctrina que enseñan los Espíritus hoy, no tiene nada de nuevo; se encuentran fragmentos de ella en la mayor parte de los filósofos de la India, del Egipto y de la Grecia, y por completo en la Enseñanza de Cristo.
¿Qué viene pues a hacer el Espiritismo? Viene a confirmar con nuevos testimonios, a demostrar con hechos, verdades desconocidas o mal comprendidas, y a restablecer en su verdadero sentido aquellas que han sido mal interpretadas o voluntariamente alteradas.
Cierto es, que el Espiritismo no enseña nada muevo; ¿Pero es poco, probar de una manera patente e irrecusable la existencia del alma, la supervivencia al cuerpo, su individualidad después de la muerte, su inmortalidad, las penas y las recompensas futuras? ¡Cuántas personas que creen estas cosas, pero que las creen con una vaga idea de incertidumbre, se dicen en su foro interno: «y si todo eso fuese falso!;» Cuántas han caído en la incredulidad porque se les ha presentado el porvenir bajo un aspecto que su razón no podía admitir!
¿No es pues una satisfacción para el creyente que vacila, el poder decir: «ahora no me cabe duda!» para el ciego, volver a ver la luz?
Con sus hechos y con su lógica el Espiritismo viene a disipar la ansiedad de la duda y conducir a la fe al que se ha separado de ella; revelándonos la existencia del mundo invisible que nos rodea y en medio del cual vivimos, sin sospecharlo, nos hace conocer por el ejemplo de los que han vivido, las condiciones de nuestra felicidad o de nuestra desgracia venideras; nos explica la causa de nuestros sufrimientos en este mundo y el modo de suavizarlos. Su propagación tendrá por efecto inevitable la destrucción de las doctrinas materialistas que no pueden resistir a la evidencia. El hombre convencido de la grandeza y de la importancia de su existencia futura, que es tan eterna, la compara a la incertidumbre de la vida terrestre, que es corta, y se eleva con el pensamiento por encima de las mezquinas consideraciones humanas; conociendo la causa y el fin de sus miserias, las sobrelleva con paciencia y resignación, porque sabe que son el medio de llegar a un estado mejor. El ejemplo de aquellos que vienen de ultratumba a describir sus goces y sus dolores, al probar la realidad de la vida futura, prueba al mismo tiempo que la justicia de Dios no deja ningún vicio sin castigo, ni virtud sin recompensa. Añadamos, en fin, que las comunicaciones con los seres queridos que hemos perdido, proporcionan un dulce consuelo, probando no solamente que existen, sino que nos encontramos aún menos separados de ellos, que si estuviesen vivos y en un país extraño.
En resumen, el Espiritismo suaviza las amarguras de los pesares de la vida; calma la desesperación y las agitaciones del alma; disipa las incertidumbres y los terrores del porvenir; detiene la idea de abreviar la vida por el suicidio; y por lo mismo, hace felices a aquellos que se penetran de él, y este es el secreto de su rápida propagación.
Bajo el punto de vista religioso, el Espiritismo tiene por base las verdades fundamentales de todas las religiones: Dios, el alma, la inmortalidad, las penas y las recompensas futuras: pero es independiente de todo culto particular. Su fin es probar la existencia del alma a los que la niegan o dudan de ella; que sobrevive al cuerpo; y que sufre después de la muerte las consecuencias del bien o del mal que ha hecho durante la vida corporal, lo cual pertenece a todas las religiones.
Como creencia en los Espíritus, es igualmente de todas las religiones, de la misma manera que es de todos los pueblos, puesto que donde hay hombres hay almas o Espíritus, y puesto que las manifestaciones son de todos tiempos, y su relato se encuentra en todas las religiones sin excepción. Se puede ser pues católico, griego o romano, protestante, judío o musulmán, y creer en las manifestaciones de los Espíritus, y por consiguiente ser Espiritista; la prueba está en que el Espiritismo tiene adeptos en todas las sectas.
Como moral, es esencialmente cristiano, porque la que enseña, no es más que el desarrollo y la aplicación de la de Cristo, la más pura de todas y cuya superioridad no es negada por nadie; prueba evidente de que es la ley de Dios, y que la moral está a disposición de todo el mundo.
Siendo independiente el Espiritismo de toda forma de culto, no prescribiendo ninguno, y no ocupándose de dogmas particulares, no es una religión especial, porque no tiene sacerdotes ni templos.
A los que le preguntan si hacen bien o mal en seguir tal o cual práctica, responde: si creéis vuestra conciencia obligada a hacerlo, hacedlo: Dios toma siempre en cuenta la intención. En una palabra, no se impone a nadie; no se dirige a los que, teniendo fe, están satisfechos de ella, sino a la numerosa categoría de los vacilantes e incrédulos no los arrebata a la Iglesia, puesto que moralmente se han separado de ella total o parcialmente; les hace recorrer las tres cuartas partes del camino para volverá aquella, a la cual toca hacer lo demás.
Es verdad, que el Espiritismo combate ciertas creencias, tales como las penas eternas, el fuego material del infierno, la personalidad del diablo, etc.; ¿Pero no es verdad que estas creencias impuestas como absolutas, han hecho en todos tiempos incrédulos y los hacen en nuestros días? y si el Espiritismo, dando a estos y a otros dogmas una interpretación racional, conduce a la fe a aquellos que la abandonan, ¿No presta un servicio a la religión? Así es que un venerable eclesiástico decía con respeto a este asunto: «El Espiritismo hace creer algo; y vale más creer algo, que no creer nada.»
No siendo los Espíritus más que las almas, no pueden negarse aquellos sin negar estas; admitiendo las almas o Espíritus, la cuestión reducida a su más simple expresión, es esta: ¿Las almas de aquellos que han muerto, pueden comunicarse con nosotros? El Espiritismo prueba la afirmación con hechos materiales: ¿Qué prueba puede darse de que no sea posible? Si lo es, todas las negaciones del mundo no impedirán que lo sea, porque esto no es ni un sistema, ni una teoría, sino una ley de la Naturaleza, y contra las Leyes de la Naturaleza es impotente la voluntad del hombre. Es pues, preciso aceptar de buen o de mal grado las consecuencias y conformar a ellas sus creencias y sus costumbres.
-Allan Kardec-
RESUMEN DE LA ENSEÑANZA DE LOS ESPÍRITUS
1. Dios es la Inteligencia Suprema, causa primera de todas las cosas. Dios es eterno, único, inmaterial, inmutable, Todopoderoso, soberanamente Justo y bueno. Debe ser infinito en todas sus perfecciones, porque si se supusiera imperfecto uno solo de sus atributos, no sería Dios.
2. Dios ha creado la materia que constituye los mundos; ha creado también seres inteligentes que llamamos Espíritus, encargados de administrar los mundos materiales, según las leyes inmutables de la creación, y que son perfectibles por su naturaleza. Perfeccionándose, se aproximan a la Divinidad.
3. El Espíritu propiamente dicho es el principio inteligente; su naturaleza íntima nos es desconocida; para nosotros es inmaterial porque no tiene ninguna analogía con lo que llamamos materia.
4. Los Espíritus son seres individuales; tienen una envoltura etérea, imponderable, llamada Periespíritu, especie de cuerpo fluídico, tipo de la forma humana. Pueblan los espacios que recorren con la rapidez del relámpago y constituyen el mundo invisible.
5. El origen y la creación de los Espíritus nos son desconocidos; solo sabemos que han sido creados sencillos e ignorantes, es decir, sin ciencia y sin conocimiento del bien y del mal; pero con igual aptitud para todo, porque Dios en su justicia no podía librar a los unos del trabajo que habría impuesto a los otros, para llegar a la perfección. Al principio están en una especie de infancia, sin voluntad propia y sin conciencia perfecta de su existencia.
6. Desarrollándose el libre albedrío en los Espíritus al mismo tiempo que las ideas, Dios les dice: «Podéis pretender todos, la felicidad suprema, cuando hayáis adquirido los conocimientos que os faltan, y cumpliendo la tarea que yo os impongo. Trabajad pues, para vuestro adelanto, este es el fin: lo conseguiréis siguiendo las Leyes que he grabado en vuestra conciencia.» En consecuencia de su libre albedrío, los unos toman el camino más corto que es el del bien; los otros el más largo que es el del mal.
7. Dios no ha creado el mal; ha establecido Leyes, que son siempre buenas, porque Él es soberanamente bueno; aquel que las observa fielmente será perfectamente feliz; pero teniendo los Espíritus su libre albedrío, no las han observado siempre, y el mal ha resultado de su desobediencia. Puede pues decirse que el bien es todo aquello que está conforme con la Ley de Dios, y el mal todo lo que es contrario a esta misma Ley.
8. Para concurrir como agentes del poder Divino a la obra de los mundos materiales, los Espíritus toman temporalmente una forma material. Por el trabajo que necesita su existencia corporal, perfeccionan su inteligencia y adquieren, observando la Ley de Dios, los méritos que deben conducirles a la felicidad eterna.
9. La encarnación no ha sido impuesta al Espíritu al principio, como un castigo; es necesaria a su desarrollo y al cumplimiento de las Obras de Dios, y todos deben sufrirla tanto si toman el caminó del bien como el del mal; solo aquellos que siguen el camino del bien, avanzando más aprisa, tardan menos en llegar al fin, y llegan a él con condiciones menos penosas.
10. Los Espíritus encarnados constituyen la humanidad, que no está circunscrita a la tierra, sino que puebla todos los mundos diseminados en el espacio.
11. El alma del hombre es un Espíritu encarnado. Para secundarle en el cumplimiento de su tarea, Dios le ha dado como auxiliares, los animales que le están sometidos, cuya inteligencia y carácter son proporcionados a sus necesidades.
12. El perfeccionamiento del Espíritu es fruto de su propio trabajo: no pudiendo en una sola existencia corporal, adquirir todas las cualidades morales e intelectuales que deben conducirle al fin, llega a él por una sucesión de existencias, en cada una de las cuales, adelanta algún paso en el camino del progreso.
13. En cada existencia corporal el Espíritu debe desempeñar una tarea proporcionada a su desarrollo; cuanto más ruda y laboriosa, más meritorio es su cumplimiento. Cada existencia es de esta manera una prueba que le aproxima al fin. El número de estas existencias es indeterminado; depende de la voluntad del Espíritu el abreviarlo, trabajando activamente para su perfección moral; de la misma manera que depende de la voluntad del trabajador que debe hacer una obra, abreviar el número de días que emplee en ella.
14. Cuando una existencia ha sido mal empleada es infructífera para el Espíritu, quien debe principiarla otra vez con condiciones más o menos penosas, en razón de su negligencia y de su mala voluntad; así es como en la vida, puede uno verse apremiado a hacer mañana lo que no ha hecho hoy, o volverá hacer lo que ha hecho mal.
15. La vida espiritual es la vida normal del Espíritu: es eterna; la vida corporal es transitoria y pasajera: no es más que un instante respecto de la eternidad.
16. En el intervalo de sus existencias corporales, el Espíritu está errante. La erraticidad no tiene duración determinada; en este estado el Espíritu es feliz o desgraciado, según el buen o mal empleo que ha hecho de su última existencia; estudia las causas que han activado o retrasado su adelantamiento; toma las resoluciones que procurará poner en práctica en su próxima encarnación, y escoge por sí mismo las pruebas que cree más propicias para su adelanto; pero algunas veces se engaña, o sucumbe, no cumpliendo como hombre las resoluciones que ha tomado como Espíritu.
17. El Espíritu culpable es castigado por sufrimientos morales en el mundo de los Espíritus, y por penas físicas en la vida corporal. Sus aflicciones son consecuencia de sus faltas, es decir, de su infracción a la ley de Dios; de manera que son a la vez una expiación del pasado y una prueba para el porvenir: así es que el orgulloso puede tener una existencia de humillación, el tirano de servidumbre, y el mal rico una de miseria.
18. Hay mundos apropiados a los diferentes grados de adelanto de los Espíritus, y en donde la existencia corporal se encuentra en condiciones muy diferentes. Cuanto menos adelantado está el Espíritu, tanto más pesados y materiales son los cuerpos que toma; a medida que se purifica, pasa a mundos superiores moral y físicamente. La Tierra no es el primero ni el último, pero es uno de los más atrasados.
19. Los Espíritus culpables se encarnan en los mundos menos avanzados, en los cuales expían sus faltas por las tribulaciones de la vida material. Esos mundos son verdaderos purgatorios, pero de los Espíritus depende salir de ellos, si trabajan en su adelanto moral. La Tierra es uno de esos mundos.
20. Siendo Dios soberanamente justo y bueno, no condena a sus criaturas con castigos perpetuos por faltas temporales, les ofrece en todo tiempo, medios para progresar y reparar el mal que han podido hacer. Dios perdona, pero exige el arrepentimiento, la reparación y la conversión al bien; de manera que la duración del castigo es proporcionada a la persistencia del Espíritu en el mal, y por consiguiente el castigo seria eterno para el que estuviese eternamente en el mal camino; pero desde que un reflejo de arrepentimiento entra en el corazón del culpable, Dios extiende sobre él su misericordia. La eternidad de las penas debe entenderse de este modo en sentido relativo y no en sentido absoluto.
21. Los Espíritus encarnados llevan consigo lo que han adquirido en sus existencias anteriores; y por esta razón los hombres demuestran instintivamente aptitudes especiales, inclinaciones buenas o malas que parecen innatas en ellos. Las malas inclinaciones naturales, son restos de las imperfecciones del Espíritu, de las cuales no se ha despojado enteramente: son también indicios de faltas que ha cometido y constituyen el verdadero pecado original. En cada existencia debe limpiarse de algunas impurezas.
22. El olvido de las existencias anteriores es un beneficio de Dios, que en su bondad ha querido ahorrar al hombre recuerdos muy a menudo penosos. En cada nueva existencia el hombre es lo que él mismo ha querido ser: esta es para él un nuevo punto de partida; conoce sus defectos actuales, sabe que son continuación de aquellos que tenía; infiere de todo ello el mal que ha podido cometer y esto le basta para trabajar en corregirse. Si tenía defectos que no tiene, no debe ocuparse en ellos, pues le bastan sus imperfecciones presentes.
23. Si el alma no ha vivido antes, debe haber sido creada al mismo tiempo que el cuerpo; y en esta suposición, no puede tener ninguna relación con las que le han precedido. Preguntase entonces: ¿Cómo Dios que es soberanamente justo y bueno puede haberla hecho responsable de la falta del padre del género humano, contaminándola de un pecado original que no ha cometido? Diciendo lo contrario, esto es, que trae al nacer el germen de las imperfecciones de sus existencias anteriores; que sufre en la actual, las consecuencias de sus faltas pasadas, se da del pe- cado original una explicación lógica que cada uno puede comprender y admitir, porque el alma no es responsable, más que de sus propias obras.
24. La diversidad de las aptitudes innatas, morales e intelectuales, prueba que el alma ha vivido ya; si hubiera sido creada al mismo tiempo que el cuerpo actual, no sería propio de la bondad de Dios haber hecho las unas más avanzadas que las otras. ¿Por qué hay salvajes y hombres civilizados, buenos y malos, ignorantes y de talento? Diciendo que los unos han vivido más que los otros y han adquirido más, todo se explica.
25. Si la existencia corporal fuese única y debiese sola decidir del porvenir del alma para una eternidad, ¿Cuál sería la suerte de los niños que mueren a los pocos años? No habiendo hecho ni bien ni mal, no merecen ni recompensa ni castigo. Según las palabras de Cristo, siendo cada uno recompensado según sus obras, no tienen derecho a la perfecta felicidad de los ángeles, ni han merecido ser privados de ella. Decid que podrán en otra existencia cumplir lo que no pudieron hacer en la que fue abreviada, y concluirán las excepciones.
26. Por el mismo motivo, ¿Cuál sería la suerte de los cretinos y de los idiotas? No teniendo conciencia del bien y del mal, no son responsables de sus actos. ¿Sería Dios justo y bueno si hubiese creado almas estúpidas para condenarlas a una existencia miserable y sin compensación? Admitid, por el contrario, que el alma del cretino y del idiota es un Espíritu castigado a vivir en un cuerpo impropio para emitir su pensamiento, en donde está como un hombre fuertemente atado; y nada dejará de estar conforme con la justicia de Dios.
27. En las encarnaciones sucesivas, el Espíritu, habiéndose despojado poco a poco de sus impurezas y perfeccionándose por el trabajo, llega al término de sus existencias corporales; entonces pertenece al orden de los Espíritus puros o ángeles, y goza a la vez de la vista completa de Dios y de una felicidad eterna e inmaculada.
28. Estando los hombres en expiación en la tierra, Dios como buen Padre, no los ha abandonado a sí mismos sin guías. Tienen en primer lugar sus Espíritus protectores o ángeles de la guarda que los vigilan y se esfuerzan en conducirles por el buen camino; tienen además los Espíritus misioneros de la tierra, Espíritus que se encarnan de vez en cuando entre los hombres para iluminar el camino con sus trabajos y hacer avanzar a la humanidad. Aunque Dios haya grabado su ley en la conciencia, ha creído deberla formular de una manera explícita; así es que envió primero a Moisés; pero las leyes de Moisés fueron apropiadas a los hombres de su tiempo y no hablaban más que de la vida terrestre, de penas y de recompensas temporales. Cristo vino después a completar la ley de Moisés con una enseñanza más elevada: la pluralidad de existencias, la vida espiritual, las penas y las recompensas morales. Moisés guiaba a los hombres por el temor; Cristo, por el amor y la caridad.
29. El Espiritismo comprendido mejor en la actualidad, añade para los incrédulos la evidencia a la teoría; prueba el porvenir con hechos patentes; dice en términos claros e inequívocos, lo que dijo Jesucristo en parábolas; explica las verdades desconocidas o erróneamente interpretadas; revela la existencia del mundo invisible o de los Espíritus, e inicia al hombre en los misterios de la vida futura. Viene a combatir el materialismo, que es una rebelación contra el poder de Dios, y a establecer, en fin, entre los hombres, el reino de la caridad y de la solidaridad anunciada por Cristo. Moisés preparó el terreno, Cristo sembró, y el Espiritismo viene a recolectar.
30. El Espiritismo no es una nueva luz, pero sí una luz más resplandeciente porque surge de todos los puntos del globo por la voz de aquellos que han vivido. Haciendo evidente lo que esta- ba oscuro, pone fin a las interpretaciones erróneas; reunirá a los hombres en una misma creencia porque no hay más que un Dios y porque sus leyes son las mismas para todos, y marca, en fin, la era de los tiempos predichos por Cristo y los Profetas.
31. Los males que afligen a los hombres en la tierra, tienen por causa el orgullo, el egoísmo y todas las malas pasiones. Por el contacto de sus vicios, los hombres se hacen recíprocamente desgraciados y se castigan los unos a los otros. Cuando la caridad y la humildad reemplacen al orgullo y egoísmo, no se harán daño; respetarán los derechos de cada uno y harán reinar entre si la concordia y la justicia.
32. Pero, ¿Cómo destruir el egoísmo y el orgullo que parecen innatos en el corazón del hombre? El egoísmo y el orgullo están en el corazón del hombre; por que los hombres son los Espíritus que han seguido desde el principio, el camino del mal y que han sido desterrados a la tierra, en castigo de sus mismos vicios; ese es su pecado original del que muchos no se han despojado. Por el Espiritismo, Dios hace el último llamamiento a la práctica de la ley enseñada por Cristo: la ley de amor y de caridad.
33. Habiendo llegado para la Tierra el tiempo señalado para que sea una morada de paz y de felicidad, Dios no quiere que los malos Espíritus encarnados, continúen introduciendo la turbación con perjuicio de los buenos; por esto deberán desaparecer. Ellos irán a expiar su endurecimiento en mundos menos adelantados, en donde trabajarán de nuevo para su perfeccionamiento, en una serie de existencias más desgraciadas y más penosas aun, que en la Tierra. Formarán en esos mundos una nueva raza más ilustrada, cuya tarea será la de hacer progresar los seres atrasados que los habitan, mediante los conocimientos que ya tienen adquiridos. No saldrán de allí para un mundo mejor, sino cuando lo hayan merecido y así sucesivamente hasta que alcancen la purificación completa. Si la tierra era para ellos un purgatorio, los mundos que nos ocupan serán un infierno, pero un infierno de donde no será borrada nunca la esperanza.
34. En tanto que la generación proscrita camina rápidamente a su desaparición, otra nueva se levanta, cuyas creencias están fundadas en el Espiritismo Cristiano. Nosotros asistimos a la transición que se ópera, preludio de la renovación moral, cuyo advenimiento señala el Espiritismo.
-Allan Kardec-
LO QUE MAL SE APRENDE, MAL SE ENSEÑA
Por: -Héctor Fabio Cardona-
En el ESPIRITISMO AUTÉNTICO, OBJETIVO, SERIO Y RACIONAL no hay Kardecistas, Leonistas, Ismaelitas etc., etc. Lo que hay es, espiritistas que hacen parte de una Doctrina Espírita; es decir, estudiantes de una Ciencia, de una Filosofía que enseñanza todo lo relacionado sobre las Leyes que rigen el mundo Espiritual.
Entonces; contrario a los que muchos creen o afirman por el hecho de que así lo aprendieron y así lo enseñan; no hay, no existe el Espiritismo Kardeciano porque el Espiritismo no nació ni fue creado por el Maestro Allan Kardec ni por ningún otro hombre. Ciertamente, Él fue un investigador bien preparado intelectualmente, serio, incisivo, conciso, profundo y metódico, con grandes virtudes en lo moral, en lo espiritual; condiciones necesarias para dar el carácter de seriedad con el cual hoy cuenta el Espiritismo. Él fue el analista, el codificador perfecto de dichas Enseñanzas; pero finalmente las Leyes enviadas a la Tierra para el bien de la humanidad provienen únicamente de Dios Todopoderoso Infinitamente Justo, encontrando el Padre Supremo en sus hijos Allan Kardec, en León Denis, en el Maestro Ismael y muchos mensajeros más, el medio, los colaboradores, los representantes justos, precisos y perfectos por su rectitud, por su moral, y evolución espiritual, para esa gran misión.
Si el espiritismo fuese simplemente una teoría personal emanada de la mentalidad del Maestro Allan Kardec, bien podría llamarse a su instrucción; teoría o creencia kardecista, porque emanó de Él. Pero como aquel conocimiento proviene de la Fuente Divina del Creador, y fue relatada a los hombres por Espíritus Superiores, y aún sufrientes; choca contra la razón singularizar, personalizar algo que es de carácter universal.
Más aún, renombrar con un seudónimo como Espiritismo kardeciano A la Enseñanza de los Espíritus, ismaelitas a la Obra Estudios Astrales Espirituales Ante Dios, o leonistas, a los Estudiantes de las Enseñanzas del Maestro León Denis, que ya tiene su nombre inscrito en el mundo espiritual, astral, es dar pie al nacimiento de sectas ante las interpretaciones erróneas derivadas de la mentalidad de los dirigentes de turno.
Lo que mal se aprendió, mal se enseñará; por lo cual, cada fracción de una Enseñanza auténtica espiritualmente que se toma para crear algo nuevo o llamarlo con nombre distinto, es distorsionar una verdad, para crear una secta.
¿Qué es una SECTA?
Una secta es el conjunto de seguidores de una doctrina ideológica o religiosa concreta, que representa una «sección» o un «sector» desprendido de un conjunto más amplio, o bien que se ha «cortado», «separado», «desgajado». En todos los casos, la palabra secta tiene una connotación de división o ruptura que tiene en el origen de la escisión a un maestro al que el grupo ha seguido.
«Cuando algo emane de vuestra mente, llamadlo como queráis; lo que os sea ajeno, simplemente respetadlo.»
-Héctor Fabio Cardona-
Ismael Garzón Triana
Abril 16 de 1920 - Agosto 29 de 1970
-Autor de la Obra Estudios Astrales Espirituales Ante Dios-
Los ESTUDIOS ASTRALES ESPIRITUALES ANTE DIOS, nacieron en la ciudad de Cali, Valle del Cauca, Colombia; en abril de 1.962, y se fundaron en Flandes Tolima, Colombia, el día domingo 27 de junio de 1.965.
Esta Obra dedicada en el nombre de Dios, para el servicio astral-espiritual de la humanidad, lo mismo que para encaminar a los espíritus por la senda de la luz, y verdad. Mi propósito es entregar lo que a mí me han enviado, todo por la gracia del Supremo Dios infinitamente Justo.
Sólo puedo agregar que soy uno de tantos que estamos al servicio de Dios, el Padre Supremo; por lo cual me siento partícula muy pequeña, y todo lo hago en nombre de quien como espíritu me lanzó al espacio. Es poco lo que he podido hacer.
Con amor; rindo humildemente este homenaje a Dios, el Todopoderoso Infinitamente Justo.
ESTUDIOS ASTRALES ESPIRITUALES ANTE DIOS, es el único nombre asignado por el autor para esta Enseñanza. Todo cambio parcial o total en su nombre, en su contenido o en su laborar; mistifica, engaña y desvirtúa la esencia del mensaje de esta magna Obra, así como el origen astral de la misma.
Cuando el Maestro Ismael Garzón Triana dijo, “Estudiad palabra por palabra,” fue para que los estudiantes Astrales-espirituales la entendiéramos, la esclareciéramos en nuestras mentalidades, y pudiésemos extenderla a nuestros hermanos hacia los 4 puntos cardinales; más no para modificar el contenido ya esclarecido, escrito y dejado por su propia mano.
Esta Obra que el Padre Supremo ha concedido para el BIEN DE LA HUMANIDAD a través del Maestro Ismael, es una Enseñanza que permite adquirir un alto grado de Conocimiento moral-espiritual cuando se estudia, cuando se labora y cuando se entrega con verdadero Amor, con Respeto, con Humildad, con Honestidad, para que nos sirvamos de ella y vivamos en paz como hermanos que somos en espíritu, al ser hijos de un mismo Padre Creador. Está dirigida a todos los espíritus encarnados y desencarnados que pueblan el Universo entero; y por lo cual, se nos permite mediante los Tribunales Espirituales, el Reconcilio entre espíritus encarnados y desencarnados, que nos hemos encausado al habernos faltado mutuamente a el respeto de hermano a hermano en el pasado y en el presente; entonces, y sólo entonces, por medio de la virtud de la conciencia del Juez Supremo que actúa en la distancia, con la Luz de nuestro Padre Celestial quedaremos perdonados, por Ley de nuestro Padre, Ley que se cumple, para que los espíritus queden desligados y libres.
Los ESTUDIOS ASTRALES ESPIRITUALES ANTE DIOS no es una RELIGIÓN; es una Enseñanza cuya base se fundamenta en la Ley del Perdón para unir en fraternidad como verdaderos hermanos espirituales, y no para dividir a la humanidad, ni pisotear ni destruir los Mandatos que el Padre Supremo ha enviado al terrestre durante todos los tiempos, a través de sus Mensajeros. Estamos para servir, para educar
La enseñanza contenida en la Obra ESTUDIOS ASTRALES ESPIRITUALES ANTE DIOS, es un compendio de Mensajes entregados desde la altura, y plasmados en el Libro Matriz por su autor, Maestro Ismael Garzón Triana, estableciendo en su Obra el educar a todo aquel amador de las Leyes del Padre Supremo, sobre el espiritismo como medio para el progreso espiritual, ayudándonos a reconocer nuestra verdadera esencia; quiénes somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos, y el porqué de nuestro tránsito por este plano de expiación, de prueba, de sufrimiento y de dolor, como lo es el planeta Tierra.
Los ESTUDIOS ASTRALES ESPIRITUALES ANTE DIOS tiene como mensajeros, como trabajadores en el terrestre, a los estudiantes astrales-espirituales que son los Médiums, defensores de una Causa Divina, y que, como hermandad al servicio del Padre Celestial aquí en la Tierra, nos preparamos corporal, mental, intelectual, espiritual y astralmente, para cumplir y hacer cumplir los Mandatos Divinos; no a manera de imposición, sino a través del ejemplo dentro y fuera de los recintos; como también mediante el acatamiento de las leyes que nos rigen en el terrestre.
Los ESTUDIOS ASTRALES ESPIRITUALES ANTE DIOS enseña la forma de retornar a la diestra del Padre Supremo, limpiando el espíritu a través de la cancelación de las deudas contraídas en nuestras distintas cruzadas; o sea las diferentes ocasiones que nuestro espíritu ha movilizado materia, teniendo la oportunidad de evitar así, repetir en el presente los mismos errores del pasado, al estudiar, acatar y dar cumplimiento a las Leyes Espirituales, a las Leyes Morales con limpieza de corazón y voluntad férrea para adquirir conocimiento que es luz para nuestro espíritu y poder continuar en el ascenso evolutivo. Por lo cual se estudia y se enseña los principios de la vida espiritual para comprender las causas que, como consecuencias del mal comportamiento, el espíritu contrae a través de la materia al dejarse conquistar y someter por los distintos vicios como la envidia que es la madre de todas las maldades, y la pereza, que es la madre de todos los vicios y ruinas.
Los ESTUDIOS ASTRALES ESPIRITUALES ANTE DIOS es una Enseñanza que promulga el respeto hacia todo y hacia todos, puesto que ignoramos que hemos sido en el pasado.
El autor prohíbe el comercio con la Enseñanza, como también el lucro en sus distintas formas; por lo tanto, el que pueda por sus propios medios, deberá de imprimir las Leyes y darlas gratuitamente a todo aquel amador de Dios, también publicarlas por todos los medios que en el terrestre existen.
"Si tu corazón lo entregas a Dios, Él te lo recibirá; pero si lo ofreces a la Tierra, ella se lo comerá y tu espíritu en la Tierra quedará. De lo que siembres, de eso cogerás la cosecha..."
En la Enseñanza ESTUDIOS ASTRALES ESPIRITUALES ANTE DIOS cada palabra dispuesta, son eslabones perfectamente forjados bajo el crisol de la verdad inmutable, alineados e inamovibles; pero al transportar en la mentalidad un eslabón de una página, otro de otra, y así sucesivamente con sumo respeto y sin vanagloria, unido a el estudio que precisa y requiere la Enseñanza para expandirla y darla a conocer con claridad y conocimiento de causa, procurando cada día aislarnos de los vicios, trabajando laboriosa- mente para tener un corazón tranquilo, lleno de amor y de respeto hacia un Padre Creador de todo cuanto existe, cumpliendo y haciendo cumplir sus mandatos; no mediante la imposición, sino a través del ejemplo moral que demos a nuestros hermanos dentro y fuera de los Estudios, será la llave de amor y de fe, que aquél Pescador de almas el Gran Maestro Pedro, nos concederá para abrir las puertas que estén cerradas y así adquirir el discernimiento y la comprensión necesaria para extractar y componer infinitos mensajes de amor, de tolerancia, de benevolencia, mediante el conocimiento que se permita adquirir a quienes aspiran prestar el servicio a sus hermanos en el nombre de Dios, y para quienes realmente anhelan aprender con el noble propósito de expandir la Enseñanza sin tener que modificar ni desvirtuar lo que ha sido enviado desde la altura.
Os pregunto: ¿Cuántas de las veces hacemos lo contrario de lo que se clama ante la parte espiritual…?
…Sin embargo, la soberbia nacida del orgullo cubre el espíritu con su capa sombría desviándolo del camino recto, incumpliendo así un Juramento y olvidando los deberes espirituales y la Enseñanza, que es la parte por la cual se está al servicio del Padre Supremo.
La Enseñanza puede parecer sencilla ante los ojos de la materia, pero es grandiosa ante la vista espiritual. Todo se concatena perfectamente entre las 39 páginas, plegarias, y demás segmentos que la componen; por ello, los posibles desaciertos en las explicaciones que os presento, mal haría atribuírselos a la Enseñanza; más sí, a mi errada interpretación de las Leyes Espirituales ante mi falta de estudio y preparación.
-Héctor Fabio Cardona-
PADRE NUESTRO
Si este mensaje llega al mundo entero será maravilloso; si llega a unos pocos estaré feliz, y aunque llegue a uno, y aún a ninguno, podré decir; Padre, he cumplido con mi deber…
El Padre Nuestro es la Oración por excelencia que se eleva al Supremo Dios Infinitamente Justo, y que abre las portadas de esta maravillosa Enseñanza para clamar su bondad y su misericordia para toda la humanidad.
Esta Obra; así como sus labores intrínsecas, no tiene valor comercial. Quien opte por imprimirla, expandirla, o entregarla a todo aquel amador de Dios, como también el publicarla por todos los medios que en el terrestre existen, no podrá compensarse con suma alguna por ningún motivo; es decir, no se debe comerciar con ella, ni vivir a costa de ella.
El esclarecimiento de la Obra Estudios Astrales Espirituales Ante Dios del Maestro Ismael Garzón Triana, no está en el pensamiento personal de humano alguno; está en el estudio de la misma Obra que se concatena entre las 39 páginas, plegarias, y demás segmentos que la componen.
Estudiad palabra por palabra, y os entregaré nuevas páginas; dijo el Maestro Ismael.
Reconociendo anticipadamente en algunos de mis hermanos, esclarecimientos gloriosos que han realizado sobre esta hermosa Obra, os comparto respetuosamente desde mi punto de vista, mi humilde exégesis del Padre Nuestro.
Padre Nuestro.
Cuando invocamos al Creador de todo cuanto ha sido, es y será; y quién nos lanzó como espíritus a el espacio… debemos de elevar el pensamiento, así como la palabra, a Dios Todopoderoso Infinitamente Justo, con limpieza de corazón, reconociendo a aquella Majestad Divina como el Padre Supremo único en Verdad, para no confundir a Dios por otra cosa, para que haya la firmeza de pensamiento y de obra, y así sus mensajeros de luz nos ayuden a conquistar su voluntad.
Clamad hermanos míos, sólo al Padre Supremo; porque lo que el Padre no concede, los hijos no están en capacidad de otorgar.
Majestad Que Iluminas a el Sol.
Se reconoce la excelsitud de la Luz del Gran Espíritu Divino, el Supremo Padre Luz infinita que está más allá; quien irradia e ilumina con su fuente inagotable de Luz al Universo entero; desde la chispa más pequeña hasta el Sol más radiante y esplendoroso en el Cosmos infinito, así mismo como desde el espíritu más oscurecido, hasta el espíritu convertido en estrella.
Por lo cual debemos ser mansos de corazón y reconocer que somos tan sólo átomos minúsculos en el basto Universo, que apenas estamos despertando un mínimo de consciencia. Entonces; ¿Qué será de mí si no soy humilde…?
Sabiduría que traspasa los Pensamientos.
Debemos examinar nuestras faltas, nuestros errores, desnudando nuestros pensamientos ante el Padre Supremo; no porque el Padre ignore o no pueda ver lo que hay en nuestro corazón, sino porque al admitir nuestras faltas adquirimos conciencia y comprensión de todo cuánto hagamos en bien o en mal; así como del hecho de que todo queda registrado como estadísticas en nuestro Periespíritu; siendo el Periespíritu el instrumento de precisión que registra con fidelidad absoluta las menores variaciones de la personalidad.
Quitadme la oscuridad Y dadme de beber de lo que estoy sediento.
Por nuestro mal comportamiento y malas decisiones que hemos adoptado en el pasado y en el presente, hemos ennegrecido nuestro Periespíritu; por tal razón, como materia, ignoramos el pasado de nuestro espíritu; y al encontramos doblemente prisioneros en este plano de expiación y en la armadura pasajera que es el cuerpo físico para el espíritu, desconocemos cuántas deudas tenemos contraídas; mientras que el hermano emblanquecido, esclarecidos por la honestidad y humildad en cada uno de sus actos, recorre a voluntad las páginas de su espíritu.
Sin embargo, todos somos invitados a la diestra del Padre Supremo, todos tenemos la oportunidad de emblanquecer nuestro espíritu, pero pocos son los que llegan a combatir los vicios que le acompañan porque estamos rodeados de espíritus viciosos que no quieren salir del terrestre, y no pueden por el peso de sus faltas.
Pueda ser que los destellos de luz nos cobijen; y las sombras oscuras sean alejadas de nuestro camino, y la sabiduría siempre esté en nuestros corazones para poder cifrar el bien y el mal. Dijo el Maestro Ismael.
La ignorancia es oscuridad; y al clamar al Padre Supremo que nos quite la oscuridad, es pedir que esa verdad oscura de nuestro pasado se revele mediante el conocimiento, a través de la comprensión y acatamiento de las Leyes Espirituales y morales esclarecidas, que son las mismas de todos los tiempos pero mal interpretadas; es decir, conocemos la verdad, acudimos a la verdad, pero nos quedamos con la mentira; cuando todo está dispuesto para encaminar nuestros espíritus por la senda de la luz y verdad.
Pedir de beber de lo que el espíritu está sediento; es clamar el conocimiento y comprensión de las Leyes Espirituales; y mediante su acatamiento, obtener luz para nuestro espíritu. Así mismo, es reconocer las faltas y solicitar a través de la Divina Ley del Perdón, el Reconcilio con todos aquellos hermanos con los cuales nos hayamos encausado mutuamente, para que se cumpla la Ley inmutable, Ley natural, Ley Divina, y así dar paso al desligar de los espíritus.
Entended hermanos de mi espíritu, que cada deuda, o sea cada falta que cometemos, es una capa oscura que cubre nuestro espíritu, y cada capa es un enemigo; que hasta que no quede a paz y salvo de ese pecado, no le quitan esa capa y no subirá a los planos de Luz, porque ningún espíritu que tenga deudas podrá vivir en paz, ni ganar, ni pasar las escalas que son los planos más evolucionados; porque entre más oscurecido se encuentre el espíritu, más denso se vuelve su Periespíritu, hasta el punto de que la Tierra ejerce sobre él, su fuerza de atracción, y por ello no podrá elevarse; es decir, salir del terrestre hasta que limpie su espíritu, hasta que pague el último céntimo de lo que debe.
Sabiduría que en los hombres dejas.
La Luz que el Padre Supremo concede el espíritu como premio a su esfuerzo, es el conocimiento de las Leyes Espirituales, Leyes Divinas que encaminan a los espíritus por la senda de la Luz y verdad a quienes las respetan y acatan; porque los espíritus vinieron al terrestre a evolucionar; es decir, a trabajar para un progreso en un plano que, así como nos ofrece la oportunidad de evolucionar como espíritus encarnados cuando transitamos por el camino recto, también puede dejarnos aferrados a este plano de oscuridad por las raíces de los vicios, de las bajas pasiones que nos atan a él. Entonces, con el comprendimiento de las Leyes espirituales y morales, aprendemos que “Si tu corazón lo ofreces a Dios, Él te lo recibirá; pero si lo ofreces a la Tierra, ella se lo comerá, y tu espíritu en la Tierra quedará.”
Dad a mi corazón sediento lo que llevo en mi pensamiento.
A medida que el espíritu salda sus deudas adquiere luz, y nace en él, la necesidad de brindar amor a sus hermanos que muy extraviados están, como él lo estuvo en el pasado. Está sediento de prestar el servicio para continuar emblanqueciendo su espíritu, y promete al Padre Supremo, seguir el camino de la Luz Divina; y pide, además, participar de esa Luz Divina.
Clama también, que la sabiduría y la inteligencia lo cubra para servir con amor a todo aquel que quiera ese favor del Padre Celestial, porque en su corazón ya no hay fronteras, ya no hay distinción entre amigos o enemigos, sólo hay fe y amor hacia las maravillas del Padre Eterno para entregar los Mandatos que a cada momento el espíritu reclama.
Amarte sí Padre Nuestro.
Amar a Dios, es amar a nuestros hermanos; es tender la mano al que está caído, es atenuar con benevolencia las faltas de los demás, es inclinarse ante Dios por toda la humanidad con Pie- dad, que es la madre de todas las virtudes; amar a Dios, es amar la Naturaleza, y en general, a toda su creación; sólo entonces podremos decir, mi fe está contigo, mi espíritu a tu servicio; pues sólo brindamos la fe y el amor, Oh Divino creador del Universo entero.
En el Infinito está a toda hora en mi mentalidad cuna de los recuerdos.
Cuanto más se purifica el espíritu, tanto más los recuerdos afloran en nuestra mentalidad y se definen con mayor claridad. Nuestras vidas, una a una emergen de la sombra y desfilan enfrente nuestro para acusarnos o glorificarnos.
Sólo en la patria espiritual, en la vida de espíritu se puede penetrar en el recuerdo del ayer; es decir, recuerdos del pasado en la lejanía, desde el principio de la creación hasta la actual séptima generación; o sea los recuerdos de las múltiples cruzadas de nuestro espíritu, ya que cuando una persona muere, queda fotografiada en el espíritu como era y el progreso que obtuvo en su cruzada.
La imagen del hombre en Dios está.
El espíritu humano al ser chispa radiante, partícula de Dios, o sea luz; evolucionó y creó a el hombre material universal que ya contaba como espíritu con la “imagen” de Dios en LUZ. La evolución, o sea el conocimiento del espíritu, le permitió a través del fluido cósmico universal, recubrir su espíritu con aquella envoltura semi-material llamada periespíritu o alma, creando así la imagen del hombre en aquellos espíritus que penetraron en la parte material, o sea en el vientre de la madre para constituir su forma física; porque el espíritu crea, moldea la forma de aquella materia que posteriormente movilizará. Por lo cual entiéndase, que el Supremo Dios Infinito y Justo, al ser Luz, y nosotros al haber sido creados a su imagen y semejanza; dicha semejanza radica en la imagen de la luz y no en la imagen de la materia que el hombre se hace de él; por lo cual Dios siempre está en todos nosotros, y nosotros siempre estaremos en Él.
Es algo que no puedo olvidar Padre Nuestro.
Es muy visible que las Leyes Espirituales las esconden en los grandes álbumes, y como he dicho; las tapan; entonces ¿Quiénes son esos espíritus? Y luego, si sale algo a la luz por medio de otro, entonces dicen: ya eso lo sabíamos, porque hace miles de años que esto existe; y entonces ¿Por qué tienen al pueblo en la oscuridad? ¿Por qué?
Las Leyes de Dios no se han cumplido como Él las envía al terrestre; pero no importa que el hombre modifique, adultere, oculte o destruya el papel sobre el cual fueron escritos los Mandatos Divinos, porque nadie puede desvirtuar, ocultar o destruir la verdad que yace en la mentalidad de sus Mensajeros, que de tiempo en tiempo regresan a compartir una vez más la verdad a la humanidad. No es la primera vez que se escribe para recordar los Mandatos Divinos. Los Mandatos Divinos son para que el hombre se sirva de ellos y se viva en paz como hermanos hijos de un mismo Padre Creador de todo cuanto se encuentra universalmente. Cuando todo el mundo practique las verdaderas Leyes de Dios, entonces el mundo volverá a la normalidad; es decir, se vivirá en fraternidad cuando este plano Tierra pase de ser un mundo de expiación y prueba, a mundo regenerador.
Amarte sí, Dios mío, es lo que quiero.
Pido al Divino Creador nos permita ver el rostro angelical de nuestra Divina Madre y su sonrisa suave mientras nos arrulla en el espacio y nos presenta ante nuestro Padre; ese Padre Eterno, ese Dios a quien todos debemos dar gracias a cada instante que pasa, y recordándolo siempre con oraciones, pidiendo por nuestro espíritu y por ti Madre de mi ensueño y parte de mi gloria.
Yo ofrezco mi fe; y mi espíritu escalará para llegar a orar ante sus plantas, y estaré ante sus coros si es su voluntad. Mi espíritu, mi luz que me moviliza; sólo quiere agradecer todo el bien recibido, y por lo cual orar quiero, dando mis agradecimientos por todo el bien recibido. Mi corazón está lleno de fe, y quiere repartir Padre mío sus Obras maravillosas a todos tus hijos y a toda tu creación.
Es decir; amar a Dios, es acatar su voluntad para que nuestra fe y nuestro amor hacia su creación, nos permita servirle como sus mensajeros en la Tierra; y con la esperanza siempre puesta en el Padre Supremo, repartir sus Obras maravillosas a todos sus hijos y a toda su creación. Amar a Dios, es guiarnos por el camino recto, es trabajar día a día en procura de moralizar nuestro Periespíritu a través de nuestros buenos actos, hasta conseguir el esclarecimiento de nuestro espíritu y regresar a la diestra de Dios, quién como espíritus nos lanzó al espacio para que evolucionáramos.
Limpios salimos de su lado, y limpios deberemos volver a Él.
-Héctor Fabio Cardona-
LA VOZ DEL DESIERTO
No os asustéis; esta es la verdad.
Es grato para mi espíritu, tener la oportunidad a partir de este día, de compartir con todos vosotros una Gran Obra Espiritual, la cual considero un verdadero bien para la humanidad.
Capítulo tras capítulo iréis evidenciando que cada palabra, cada párrafo plasmado en LA VOZ DEL DESIERTO del Maestro Viveka, es una enseñanza profunda que os permitirá la comprensión sobre el mundo espiritual, fundamental en el esclarecimiento de las mentalidades que deseen encaminarse en el sendero de la Luz para regresar a la diestra del Padre Supremo.
Vuestro hermano, amigo y servidor,
-Héctor Fabio Cardona-
INTRODUCCIÓN
Armonía y silencio interiores - La humildad, verdadera grandeza - Respeto a los seres vivientes - saber escuchar - La propia conciencia: único Juez - Gratitud hacia el Maestro - La pureza y el silencio, fuentes de la verdad – Paz profunda y libertad.
Amigo mío, pon tu mano en tu corazón y como un niño delante de su madre, escúchame y responde:
¿Tienes algún rencor?
¿Tienes odios?
¿Hablas mal de las personas?
¿Quieres vengarte?
¿Estás impaciente?
Si así fuere, entonces cierra por un momento este libro, ponte en armonía con todos los seres; irradia hacia ellos un pensamiento de amor, y cuando te hayas reconciliado contigo mismo, tómalo de nuevo entre tus manos y escucha en el silencio de tu templo interior.
Amigo mío, transmuta el orgullo en humildad y entonces serás Grande.
Amigo mío, escucha con cariño e interés a cualquiera que te hable, no importándote su condición o su linaje, y entonces encontrarás algo interesante en ese ser que te envía la vida; tal vez algo nuevo descubrirás en él, o tendrás la oportunidad de darle el bálsamo del consuelo o la palabra que ilumine su sendero.
Amigo mío, no juzgues a nadie y nadie te juzgará. Solo la Conciencia debe ser el Juez; y por lo tanto, el único Juez que juzgará a cada uno de los seres encarnados y desencarnados, será su propia Conciencia.
Amigo mío, profundiza y practica las enseñanzas hasta que estas se hagan sangre de tu sangre, y cuando adquieras el conocimiento de la Divina Ley, enséñalo a tus hermanos, no seas desagradecido con tu Maestro y colabora con Él.
Amigo mío, limpia tu corazón y tu mente porque en la pureza reside el secreto de la Verdad. Solamente en un corazón y en una mente limpios puede reflejarse el pensamiento puro de los excelsos espíritus que pueblan el Universo, y ese debe ser tu mayor anhelo.
Amigo mío, medita en el silencio porque solo en el silencio de tu alma podrás oír la voz de la verdad.
Amigo mío, que la paz profunda te envuelva y te dé la quietud completa donde no llegan las pasiones; y así, sintiéndote libre, tu pensamiento podrá elevarse a las Alturas donde solamente fluyen las corrientes del Espíritu Divino.
Fraternalmente,
-Viveka-
CAPÍTULO I
El espíritu, tu verdadera esencia - El Gabán dorado - Todos somos hermanos - La amistad sincera es sagrada - Viajero de los mundos siderales - Ley de Causa y Efecto - La presunción de ignorancia - La verdadera fe, una fuerza viva - El peor enemigo del hombre: el miedo - ¡Sé libre!... ¡Libre! ¡Libre!... - Ten valor y purifícate.
Debo prepararte amigo mío, para que conozcas un poco de tu propia y verdadera esencia, porque tú tienes una falsa creencia de lo que en realidad eres. ¡Tú eres Espíritu, y no polvo! Ahora, el planeta que habitas te ha prestado un «vestido» para que lo uses mientras lo visitas. ¡Tu verdadera esencia es luminosa, es diáfana y radiante!
«Pero... - me dirás tú-, ¿Dónde está esa esencia que no puedo verla?».
Y yo te respondo: Así como cuando al entrar de visita a una casa dejas tu abrigo colgado en el ropero, para ponértelo a la salida, así también al llegar a la Tierra dejaste en el ropero del misterio tu "dorado abrigo" que te espera a la salida para el regreso a tu casa.
Sí amigo mío; comprende que te trato como a espíritu que eres, y, por lo tanto, para mí no tienes sexo ni color. Ya seas hombre o mujer, blanco, negro o amarillo, a ti, que me lees, te llamo hermano, es decir, te llamo con la palabra que santificó Cristo en el Calvario: Todos somos hermanos. La amistad es sagrada si es sincera. Así pues, escucha mi palabra que es sincera como el amor.
Sí, ¡Eres Espíritu!
-Pero, ¿Qué hago aquí en el planeta Tierra? me preguntarás.
Yo te respondo: Tú eres un antiguo viajero de los mundos siderales, que -en el camino de tu evolución- necesitas pasar por ciertas experiencias, y por tu propia voluntad te encuentras en el estado actual de tu existencia.
- Pero si yo no estoy satisfecho con mi vida actual, ¿Cómo pude haber escogido este género de vida?
Yo te contesto: Tu ignorancia te hace sufrir, más te daré un rayo de luz para que ilumine tu conciencia. Existe una Ley Eterna, inmutable como el mismo Dios: La Ley de Causa y Efecto. Lo que estás recogiendo en este momento de tu Eternidad lo sembraste tú mismo en vidas anteriores, o quizás en esta misma vida. Por eso te dije: «Aquí te encuentras por propia voluntad», ya que ahora eres el resultado de lo que fuiste antes; pero al encerrarte en el cuerpo físico que ahora vistes, un velo cubre tu pasado. Este es un secreto del Padre Celestial, quien, de este modo, en su Infinita Sabiduría, te evita un retroceso en el progreso de tu marcha evolutiva, ocultándose algo que quizá te llenaría de espanto.
Ahora, amigo mío: ¡Que la Luz sea contigo!
Yo invoco de las Alturas las corrientes de armonía, justicia, fe y amor, para tu espíritu abatido.
¿He dicho «abatido»? Sí, porque tu misma ignorancia te llevó a ese estado pesimista en que te hayas.
¡No te rías! ¡No te creas sabio! Que, si te digo la verdad, podrás sonrojarte, pero deberás afrontarla con valentía. Tú estás obligado a apreciar la vida por medio de tus sentidos físicos, por lo imperfectos que son, sujeto al engaño y a la ilusión. Cuando te crees «rico» porque posees bienes terrenales, quizás eres más pobre que un mendigo. Cuando te crees en posesión de la verdad, andas tal vez con el error codo a codo. Cuando has visto algo ciertamente sobrenatural, crees que son alucinaciones, cuando en realidad son efectos de tu mente débil, crees haber visto espíritus. Y así, cuando te encuentres en el peor de los estados, nada sabes de lo que realmente hay detrás de ti.
Pasea tu mirada, amigo mío, con serenidad, a tu alrededor y verás, cuando menos lo esperaste, a ti mismo o a uno de tus amigos, sumidos en profunda pena y sin saber qué hacer, súbitamente os aconteció algo que cambió en forma definitiva el rumbo de vuestro destino.
Pero... ¡ten fe! Mas, preguntarás tú: «¿y qué es fe?». Y yo te respondo: no es aquello que nos obliga a creer en algo sin ser visto. La verdadera fe es una fuerza viva que, puesta en movimiento, produce un efecto positivo, real, palpable, porque «la fe es la fuerza de la vida». Se trata de una Ley de la Naturaleza o Ley Divina, que pocos conocen y que, ejercitada a conciencia, es un tesoro de incalculable precio. Es una fuerza como lo es el Amor, el Odio, el Valor, la Electricidad.
Ejercítala hasta el límite y serás grande.
Recuerda amigo mío, que hablo a tu espíritu; por consiguiente, abre tu oído interno para que oigas, y despierta tu ojo espiritual para que veas.
Yo te ayudaré para que encuentres en ti mismo la razón de tu existencia, pero a condición de que arrojes fuera de ti todo el pasado lleno de prejuicios y de errores. Ten presente que debes ser como un niño delante de su madre: tierno en el sentir y limpio de corazón.
La mente es un brioso corcel: ¡Hay que dominarla para que obedezca al verdadero hombre, nuestro espíritu!
El miedo es el peor enemigo del hombre.
El miedo persigue a los débiles. Ante los fuertes retrocede. Déjalo a un lado, amigo mío, para que pueda brillar en ti el Sol de la Verdad en todo su esplendor. Cuando el Espíritu rompa las cadenas que lo atan al ambiente adverso en donde tuvo que luchar por razones de nacimiento, será Libre y no conocerá el miedo. El miedo es una fuerza negativa, pero tú puedes transmutarla por otra fuerza mucho más potente: el Valor, que es fuerza positiva. Llénate de Valor, de Optimismo, de Alegría y de Ambición Noble. Tu miedo se convertirá en estas corrientes positivas, engrandeciéndote día a día.
En verdad te digo amigo mío; el miedo, ese temor infundado al «qué dirá la sociedad» si descubre que eres espiritualista sincero, si se informa que ya has trascendido el camino que trazaran tus antepasados, si sabe que has roto definitivamente los lazos que te ataban a toda clase de aberrante fanatismo, ese miedo retrocederá derrotado por tu Valor, y ya nunca más te impedirá Conocer la Verdad.
Sí amigo mío, recuerda siempre, que tú no dependes de nadie en la Tierra. Por ti mismo puedes penetrar «aquello que se te oculta». Rompe de una vez con el antagonismo de tu herencia racial.
Sé libre... Libre... Libre... y despierta a la razón. ¡Atrás el miedo!
Sí amigo mío, toma sin temor en tu mano el cautiverio de la Razón y quema las llagas aún vivas que restan de tu pasado. Así purificarás tu Mente, como hace el médico cuando cauteriza con fuego la gangrena que amenaza destruir el Cuerpo Físico. Mira tus llagas y cúralas: ¡Purifícate! Dignifica tu Yo interior y la Divinidad que mora en ti se manifestará.
Maestro -Viveka-
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